miércoles, 25 de marzo de 2009

calculos

Causas, incidencia y factores de riesgo

Los cálculos renales se puede formar cuando la orina contiene una gran cantidad de ciertas sustancias, las cuales pueden crear pequeños cristales que se convierten en cálculos. Los cálculos renales pueden no manifestar síntomas hasta que comienzan a bajar por el uréter, produciendo dolor. Dicho dolor es fuerte, con frecuencia comienza en el costado y luego baja hasta la ingle.

Los cálculos renales son comunes. Una persona que haya padecido de cálculos, con frecuencia, los vuelve a presentar nuevamente en el futuro. Los cálculos a menudo ocurren en bebés prematuros.

Entre otros factores de riesgo se encuentran la acidosis tubular renal y la nefrocalcinosis resultante.

Algunos tipos de cálculos tienden a darse en familias y algunos tipos pueden ocurrir con enfermedad intestinal, una derivación ileal para obesidad o defectos en los túbulos renales.

Los tipos de cálculos abarcan:

  • Los cálculos de calcio son los más comunes. Ocurren con mayor frecuencia en los hombres y aparecen generalmente entre los 20 y 30 años de edad. Es probable su reaparición. El calcio puede combinarse con otras sustancias como el oxalato (la sustancia más común presente en ciertos alimentos), fosfato o carbonato para formar el cálculo. Las enfermedades del intestino delgado aumentan la tendencia a formar cálculos de oxalato de calcio.
  • Los cálculos de cistina pueden formarse en personas con cistinuria. Este es un trastorno que se da en familias y afecta tanto a hombres como a mujeres.
  • Los cálculos de estruvita se encuentran principalmente en mujeres que tengan una infección urinaria. Estos cálculos pueden crecer mucho y obstruir el riñón, los uréteres o la vejiga.
  • Los cálculos de ácido úrico también son más comunes en los hombres que en las mujeres y pueden ocurrir con gota y quimioterapia.

Otras sustancias también pueden formar cálculos.

Síntomas

Signos y exámenes

El dolor puede tan fuerte que sea necesario el uso de analgésicos narcóticos. La espalda o el abdomen podrían sentirse sensibles al tacto. Si los cálculos son severos, persistentes o reaparecen una y otra vez puede haber señales de insuficiencia renal.

Los exámenes para cálculos renales abarcan:

Los cálculos o una obstrucción del uréter pueden observarse en:

Los exámenes pueden revelar niveles altos de calcio, oxalato y ácido úrico en la sangre o en la orina.

Tratamiento

Los objetivos del tratamiento son aliviar los síntomas y prevenir síntomas posteriores (los cálculos renales usualmente desaparecen por sí solos). El tratamiento varía según el tipo de cálculo y la gravedad de los síntomas. Las personas con síntomas severos podrían requerir hospitalización.

Cuando el cálculo sale, se debe colar la orina y conservarlo y analizarlo para determinar su tipo.

Se recomienda tomar de 6 a 8 vasos de agua por día para producir una gran cantidad de orina. En algunas personas, podría ser necesaria la administración de líquidos a través de una vena ( intravenosos).

Los analgésicos pueden ayudar a controlar el dolor asociado con la eliminación de los cálculos (cólico renal). Si el dolor es muy severo, se pueden necesitar analgésicos narcóticos.

Dependiendo del tipo de cálculo, el médico puede recetar medicamentos para disminuir su formación y/o ayudar en la desintegración y excreción del material que lo está causando. Estos medicamentos pueden ser:

  • Alopurinol (para los cálculos de ácido úrico)
  • Antibióticos (para los cálculos de estruvita)
  • Diuréticos
  • Soluciones de fosfato
  • Bicarbonato de sodio y citrato de sodio (los cuales hacen la orina más alcalina)

Los cálculos que no salen por sí solos podrían necesitar su extirpación con cirugía. La litotricia, que utiliza ondas ultrasónicas u ondas de choque para romper los cálculos, puede ser una alternativa a la cirugía. Luego, los cálculos pueden ser expulsados del cuerpo en la orina (litotricia extracorpórea por onda de choque) o ser extraídos con un endoscopio que se inserta en el riñón a través de una pequeña abertura (nefrolitotomía percutánea).

Es posible que sea necesario hacer cambios en la dieta con el fin de prevenir la reaparición de algunos tipos de cálculos.

Expectativas (pronóstico)

Los cálculos renales son dolorosos, pero por lo general son eliminados del cuerpo sin causar daño permanente. Los cálculos tienden a reaparecer, especialmente si no se encuentra y se trata su causa.

Complicaciones

Situaciones que requieren asistencia médica

Se debe consultar con el médico si existen síntomas de un cálculo renal.

También se debe consultar si los síntomas reaparecen, la micción se torna dolorosa, disminuye el gasto urinario o aparecen otros síntomas nuevos.

Prevención

Si la persona tiene antecedentes de cálculos renales, debe tomar abundante líquido (entre 6 y 8 vasos de agua al día) para producir suficiente orina. Dependiendo del tipo de cálculo, es posible que sea necesario tomar medicamentos u otras medidas para evitar que los cálculos se vuelvan a presentar.

TRATAMIENTO DE UROLITIASIS

Manejo ambulatorio del paciente con
urolitiasis

Todos los pacientes con urolitiasis deben recibir algún tipo de manejo si se tiene en cuenta que la recurrencia aproximada a cinco años es de 50% 36,45,58,68 (recomendación grado A, nivel de evidencia Ia)

Tratamiento basado en medidas generales: se orienta hacia el control de la dieta y de la ingesta de líquidos. Se debe aplicar en todos los pacientes con urolitiasis.

Ingesta de líquido: Experimentalmente se ha demostrado que la ingesta aumentada de líquido reduce la saturación del fosfato de calcio, del oxalato de calcio y del urato monosódico 36. Todo paciente con urolitiasis debe ingerir más de 3 l/día de líquidos o lo suficiente para mantener una diuresis diaria mayor de tres litros (recomendación grado A)58. El consumo de líquidos debe realizarse sobre todo en momentos en los cuales la orina está más sobresaturada, es decir, durante el ejercicio, tres horas después de las comidas y durante la noche36. La hidratación adecuada, en ausencia de otro tipo de tratamiento, ha demostrado disminuir la recurrencia de la litiasis en un 60% 9, 58.

Dieta:

Proteínas: Estudios epidemiológicos han demostrado que poblaciones con alta ingesta de proteínas tienen mayor incidencia de litiasis. Las proteínas contienen aminoácidos ricos en sulfatos, los cuales inducen un estado de acidosis que provoca una disminución en el pH urinario, favorable para la precipitación del ácido úrico. La acidosis también aumenta la reabsorción de citrato en el túbulo proximal, así como la reabsorción ósea de calcio. Los sulfatos además forman complejos con el calcio, en la nefrona, limitando la reabsorción de este catión. Adicionalmente, se induce un aumento de la excreción de oxalato debido a la producción de glicolato, un precursor del oxalato. La comprobación experimental de la prevención de la litiasis a través del control de las purinas constituye un hallazgo importante de reciente publicación66 (recomendación grado A).

Fibra: La fibra liga el calcio en la luz intestinal y de esta manera pudiera jugar un papel para prevenir la recurrencia de litiasis (recomendación grado C)5,6,23. Sin embargo, debe al mismo tiempo restrin­girse la ingesta de oxalato para prevenir la hiperoxaluria, puesto que el calcio y el oxalato también se ligan en el intestino

Calcio: La dieta de los pacientes con litiasis debe tener concentraciones normales de calcio, puesto que una baja ingesta del mismo se traduce en un aumento de la fracción intestinal libre absorbible de oxalato y en un incremento de la reabsorción ósea 6,58,61 (recomendación grado B).

Sodio: El sodio y el calcio se reabsorben en sitios comunes (cotransporte) a lo largo de la nefrona. De este modo pueden ser benéficas las dietas pobres en sodio, puesto que se traducen en una mayor reabsorción renal del mismo, e indirectamente, en una mayor reabsorción renal de calcio (recomendación grado C)6,36,58.

Oxalato: Los estudios dietarios realizados hasta el momento parecen demostrar una mayor excreción renal de oxalato si se ingieren alimentos con alto contenido del mismo (espinacas, salvado de trigo, cacahuetes, apio, chocolate). Sin embargo no hay investigaciones que correlacionen directamente la incidencia de la litiasis con la ingesta de oxalato, debido en buena parte a la dificultad para medir el contenido exacto de oxalato de los diferentes alimentos. Con todo, una dieta pobre en oxalato es razonable para pacientes formadores de cálculos6,36 (recomendación grado C). La vitamina C ha sido asociada con la hiperoxaluria debido a que el ácido ascórbico sirve como estrato para la formación de oxalato. Por tanto, es conveniente restringir el consumo de esta vitamina en pacientes con urolitiasis (6) (recomendación grado C).

Citrato: Inhibidores de la cristalización como el citrato deben ser recomendados en pacientes con urolitiasis. Específica­men­te, el jugo de limón ha demostrado tener concentraciones óptimas de citrato que pueden beneficiar a este grupo de pacientes50, 58 (recomendación grado C). El jugo de naranja no se recomienda debido a su alto contenido de vitamina C11, 58.

Tratamiento específico: está indicado en pacientes con recurrencia menor de un año, litiasis múltiple, factores de riesgo (historia familiar, gota, nefrocalcinosis, osteoporosis, diarrea crónica, malabsorción), estados de hipercalcemia o hiperuricemia, pH urinario alto, así como en aquellos con cálculos de cistina, estruvita o ácido úrico. Además de las medidas específicas, deben seguirse las recomendaciones generales propuestas en la sección anterior (recomendación grado C)6, 45,58.

Hipercalciuria idiopática (más de 250 mg / dia. Absortiva o renal): El suministro de tiazidas disminuye la recurrencia en un 90 %5, 31,36,40,43,44 (recomendación grado A, nivel de evidencia Ia). La dosis de hidroclo­rotiazida recomendada es de 25 mg c/ 12 horas. Las tiazidas actúan en el túbulo distal inhibiendo la reabsorción de sodio y aumentando la reabsorción de calcio. Puede adicionarse citrato de potasio 20 a 30 meq c/ 12 horas para aumentar la concentración urinaria de citrato y prevenir la hipokalemia secundaria al uso del diurético13,19,58.

Hipercalcemia: Obliga la medición de niveles de PTH. En caso de diagnosticarse hiperparatiroidismo, el tratamiento consiste en la remoción de la glándula paratiroidea adenomatosa58.

Hiperuricosuria (> 700 MG / DIA): El alopurinol, un inhibidor de la xantina oxida-sa, reduce la recurrencia de litiasis en un 80% de los pacientes con dosis de 300 mg/dìa y está indicado cuando hay hiperurico­suria marcada (más de 800 mg/ día). En los que tienen niveles leves o moderados puede recomendarse una dieta con restricción de proteínas y aumento de frutas y verduras 20, 36,45,58 (recomendación grado A, nivel de evidencia Ib).

Hipocitraturia (<>

Hiperoxaluria (> 45 MG/ DIA): La hiperoxaluria leve (<>

Calculos de cistina: Es recomendable restringir la ingesta de alimentos ricos en metionina (carne, pollo), la cual es un precursora de la cistina7,46,58 (recomendación grado B). Adicionalmente, es necesario alcalini­zar la orina a un pH mayor de 7.0 para mejorar la solubilidad de la cistina. Ello se logra mediante la combinación de bicarbonato de sodio y citrato de potasio dos a tres veces al día más acetazolamida 250 mg c/ 12 horas 7,58 (recomendación grado B). Cuando la alcalinización falla, la D- penicilamina y la alfa - mercaptopropionilglicina (MPG) pueden ser utilizadas, puesto que forman compuestos solubles al reaccionar con la cistina 7,46,58 (recomendación grado B). A pesar de que los cálculos de cistina se asocian a menudo con hipocitraturia, no es necesaria la medición de citrato en orina por cuanto el suministro de citrato de potasio es rutinario dentro del tratamiento de esta entidad65.

Cálculos de ácido úrico: Se manejan alcalinizando la orina con la ingesta de citrato de potasio. Si hay hiperuricemia (“diátesis gotosa”), deberá adicionarse allopurinol (65).

Cálculos de estruvita: La observación no se recomienda, pues se asocia con una mayor morbimortalidad 36,46,48. La ingesta baja de fosfato y magnesio, sumada al consumo de gel de hidróxido de aluminio (el cual liga el fosfato en la luz intestinal impidiendo su absorción) disminuye la recurrencia del cuadro después de la nefrolititomía percutánea48 (recomendación grado A). El cloruro de amonio, empleado para acidificar la orina, no ha demostrado ser útil por cuanto induce una mayor excreción de amoniaco y su efecto acidificador persisite por tan solo seis dìas 48.El ácido ascórbico también ha perdido vigencia debido a que produce hipercalciuria y tiene un pobre efecto como acidificador urinario22,36,46,48,49. El manejo antibiótico es recomendable dada la fisiopatología del cuadro, pero como tratamiento único no es suficiente debido a la mala penetración de las drogas al intersticio del cálculo, rico en bacterias 46,48,49 (recomendación grado B). El ácido aceto-hidroxamico, inhibidor de la ureasa, ha demostrado suprimir el crecimiento del cálculo después de 20 meses de seguimiento (0% vs 36 % con placebo) (nivel de evidencia Ia), pero su acción disminuye con el tiempo, es teratógeno y a menudo produce discracias sanguíneas, alopecia y rash2,46,48,49. El manejo intervencionista es sin duda la opción más efectiva para los cálculos coraliformes de estruvita. A continuación se describen brevemente las alternativas existentes 22,36,46,48,49:

• Litotricia extracorpórea: presenta tasas de recurrencia del 30 - 60%

• Nefrolitotomía percutánea (NLP): presenta recurrencias promedio del 30%.

• Litotomía abierta: presenta recurrencia del 30%. Es más costosa, requiere mayor incapacidad y mayor número de días de hospitalización comparada con las demás alternativas. Se indica en casos de alteración anatómica sobreagregada (ej: estrechez pieloureteral), dificultades técnicas para realizar manejo endourológico o necesidad de corrección quirúrgica abierta para otro tipo de patología asociada (ej: tumores).

• Nefrolitotomía más litotricia para cálculos residuales: ha demostrado ser la mejor alternativa, con tasas de recurrencia aproximadas del 10 %.

En general se acepta que los cálculos coraliformes parciales o completos se deben tratar en primera instancia con nefrolito­tomía percutánea y se debe practicar litotricia extracorpórea y eventualmente un segundo tiempo de NLP para liberar fragmentos resi­duales48,49,51 (recomendación grado B).

Finalmente, la hemiacidrina es un compuesto químico empleado por algunos para irrigar el sistema pielocalicial después del tratamiento intervencionista (endoscópico o abierto) con el objeto de prevenir la recurren­cia del cuadro, en virtud de su capacidad para acidificar el medio y formar complejos calcio-citrato. Se han obtenido tasas de recu­rrencia menores con la combinación litotomía abierta-hemiacidrina que con el esquema nefrolitotomía percutánea - litotricia36,48.

pH URINARIO ALTO (>7): En pacientes con pH urinario entre 7.0 y 7.5 debe sospecharse Acidosis Tubular Distal, la cual se confirma con niveles de hipocitraturia grave (menos de 100 mg/día) e hipopotasemia. El tratamiento consiste en administrar citrato de potasio 20-40 mEq cada 12 horas para corregir la acidosis metabólica 45 (recomendación grado C). Si el pH sobrepasa el valor de 7.5, hay que suponer una infección de vías urinarias con gérmenes disociadores de la urea45.

Cálculos con características o localizaciones especiales

Cálculos caliciales: Cuando son sintomá­ticos producen característicamente dolor sordo y crónico en flanco. Aquellos con diámetro menor o igual a 5 mm y que son asintomá­ticos reciben manejo expectante (recomendación grado B). Los cálculos caliciales mayores de 5 mm o aquellos que independientemente de su tamaño son sintomáticos, requieren manejo específico, el cual depende de su localización:

Calices superior y medio: Diámetro <> 2 cm: nefrolitotomía percutánea (64) (recomendación grado A).

Caliz inferior: Diámetro <> 1cm: existen estudios que sugieren que el manejo depende de las características anatómicas del cáliz65, 73,74; sin embargo, reportes recientes, uno de ellos prospectivo aleatorizado, no han corroborado lo ante- rior 67,69. Si a ello se suma el hecho de que no existen criterios unificados en cuanto a la mejor forma de medir el ángulo infundíbulo pélvico, puede concluirse que el tratamiento más adecuado para el manejo de los cálculos mayores de 1 c m en el cáliz inferior es la nefroli­totomía percutánea (recomendación grado A).

Cálculos pielicos: Si son asintomáticos y tienen un diámetro menor o igual a 5 mm. no requieren manejo intervencionista. Para cálculos con diámetro entre 6 mm y 2 cm se indica la litotricia extracorpórea. Si el diámetro es mayor de 2 cm, debe realizarse nefro­lito­tomía percutánea36,53 (recomendación grado B). Se puede practicar pieloli­totomía abierta cuando en un medio determinado no hay disponibilidad de litotricia o nefrolitotomía y la remisión del paciente resulta dificultosa.

Cálculos vesicales: Representan el 5% de los cálculos urinarios. La mayoría de ellos está compuesto por ácido úrico o estruvita, de modo que composiciones diferentes deben hacer sospechar la existencia de litiasis renal (36). Rara vez aparecen de manera espontánea; generalmente se asocian a factores de riesgo, los cuales son: la obstrucción del orificio de salida vesical (HPB), la vejiga neurógena, la desnutrición, el cateterismo vesical permanente y las cistoplastias de aumento con injertos de colon o íleon. Las opciones de tratamiento incluyen la cistolito­tomía abierta, la litotricia manual, la litotricia con ultrasonidos, el Lithoclast y la litotricia electrohidráulica, con tasas de éxito aproximadas de 100, 88, 85 y 63 %, respectivamente (47) (recomendación grado B). La litotomía abierta se reserva para cálculos mayores de 4 cm o tan duros que no puedan romperse, o para situaciones anatómicas difíciles de resolver (47) (recomendación grado C).

Cálculos prostáticos: Comunes en pacientes mayores de 50 años. Se forman por depósitos de fosfato de calcio en los cuerpos amiláceos. Su incidencia aproximada es de 5.3 %. Son generalmente asintomáticos, pero pueden ocasionar hematospermia, erecciones dolorosas o discomfort perineal. Se diagnostican ecográficamente y se manejan de manera expectante, aunque la prostatectomía es una opción en los casos muy sintomáticos (36) (recomendación grado C).

Cálculos uretrales: La mayoría de ellos proviene de la vejiga. Cuando son nativos, se asocian a estrecheces o a divertículos que desembocan en la uretra. Producen sintoma­tología urinaria irritativa u obstructiva. Las opciones de manejo son la meatotomía, la extracción con fòrceps, la litotricia, la uretrotomía, la diverticulotomía o la cirugía abierta en caso de cálculos de considerable tamaño (36).

Cálculos relacionados con la ingesta de indinavir: El 3% de los pacientes que reciben indinavir presentan cálculos, los cuales en su mayoría son radiotransparentes en la radiografía simple y en la TAC. La ecografía sugiere o diagnostica la presencia de cálculos en el 82% de los pacientes. El análisis de orina a menudo revela hematuria y cristaluria características, con “estrellas” de cristales delgados y planos. El tratamiento consiste en hidratación, analgesia y abandono temporal o permanente del fármaco. Estos métodos resuelven el problema en el 92% de los pacientes. La intervención urológica se reserva cuando el manejo conservador no consigue aliviar la obstrucción y expulsar el cálculo 36,42,46,58, (recomendación grado C).

CALCULO RENAL


Los cálculos renales se puede formar cuando la orina contiene una gran cantidad de ciertas sustancias, las cuales pueden crear pequeños cristales que se convierten en cálculos. Los cálculos renales pueden no manifestar síntomas hasta que comienzan a bajar por el uréter, produciendo dolor. Dicho dolor es fuerte, con frecuencia comienza en el costado y luego baja hasta la ingle.
Los cálculos renales son comunes. Una persona que haya padecido de cálculos, con frecuencia, los vuelve a presentar nuevamente en el futuro. Los cálculos a menudo ocurren en bebés prematuros.
Entre otros factores de riesgo se encuentran la
acidosis tubular renal y la nefrocalcinosis resultante.
Algunos tipos de cálculos tienden a darse en familias y algunos tipos pueden ocurrir con enfermedad intestinal, una derivación ileal para
obesidad o defectos en los túbulos renales.

Los tipos de cálculos abarcan:

Los cálculos de calcio son los más comunes. Ocurren con mayor frecuencia en los hombres y aparecen generalmente entre los 20 y 30 años de edad. Es probable su reaparición. El calcio puede combinarse con otras sustancias como el oxalato (la sustancia más común presente en ciertos alimentos), fosfato o carbonato para formar el cálculo. Las enfermedades del intestino delgado aumentan la tendencia a formar cálculos de oxalato de calcio.
Los cálculos de cistina pueden formarse en personas con cistinuria. Este es un trastorno que se da en familias y afecta tanto a hombres como a mujeres.
Los cálculos de estruvita se encuentran principalmente en mujeres que tengan una
infección urinaria. Estos cálculos pueden crecer mucho y obstruir el riñón, los uréteres o la vejiga.
Los cálculos de
ácido úrico también son más comunes en los hombres que en las mujeres y pueden ocurrir con gota y quimioterapia.
Otras sustancias también pueden formar cálculos.

Síntomas
Dolor abdominal
Color anormal en la orina
Sangre en la orina
Escalofríos
Micción excesiva durante la noche
Fiebre
Dolor de costado o dolor de espalda
con cólicos o espasmos
puede irradiarse más abajo en el costado, la pelvis, la ingle o los genitales
en uno o ambos lados progresivo fuerte
Dolor inguinal
Náuseas, vómitos
Micción dolorosa
Dolor en el testículo
Urgencia o frecuencia urinaria
Dificultad para orinar
Signos y exámenes
El dolor puede tan fuerte que sea necesario el uso de analgésicos narcóticos. La espalda o el abdomen podrían sentirse sensibles al tacto. Si los cálculos son severos, persistentes o reaparecen una y otra vez puede haber señales de
insuficiencia renal.
Los exámenes para cálculos renales abarcan:

Análisis del cálculo para mostrar de qué tipo es
Colar o tamizar la orina para capturar cálculos en las vías urinarias
Nivel de
ácido úrico
Análisis de orina para ver cristales y glóbulos rojos en la orina
Los cálculos o una obstrucción del uréter pueden observarse en:
TC abdominal
IRM abdominal/renal
Radiografía del abdomen
PIV (pielografía intravenosa)
Ecografía del riñón
Pielografía retrógrada
Los exámenes pueden revelar niveles altos de calcio, oxalato y ácido úrico en la sangre o en la orina.

Tratamiento

Los objetivos del tratamiento son aliviar los síntomas y prevenir síntomas posteriores (los cálculos renales usualmente desaparecen por sí solos). El tratamiento varía según el tipo de cálculo y la gravedad de los síntomas. Las personas con síntomas severos podrían requerir hospitalización.
Cuando el cálculo sale, se debe colar la orina y conservarlo y analizarlo para determinar su tipo.
Se recomienda tomar de 6 a 8 vasos de agua por día para producir una gran cantidad de orina. En algunas personas, podría ser necesaria la administración de líquidos a través de una vena (
intravenosos).
Los analgésicos pueden ayudar a controlar el dolor asociado con la eliminación de los cálculos (cólico
renal). Si el dolor es muy severo, se pueden necesitar analgésicos narcóticos.
Dependiendo del tipo de cálculo, el médico puede recetar medicamentos para disminuir su formación y/o ayudar en la desintegración y excreción del material que lo está causando. Estos medicamentos pueden ser:
Alopurinol (para los cálculos de
ácido úrico)
Antibióticos (para los cálculos de estruvita)
Diuréticos
Soluciones de fosfato
Bicarbonato de sodio y citrato de sodio (los cuales hacen la orina más alcalina)
Los cálculos que no salen por sí solos podrían necesitar su extirpación con cirugía. La
litotricia, que utiliza ondas ultrasónicas u ondas de choque para romper los cálculos, puede ser una alternativa a la cirugía. Luego, los cálculos pueden ser expulsados del cuerpo en la orina (litotricia extracorpórea por onda de choque) o ser extraídos con un endoscopio que se inserta en el riñón a través de una pequeña abertura (nefrolitotomía percutánea).
Es posible que sea necesario hacer cambios en la dieta con el fin de prevenir la reaparición de algunos tipos de cálculos.

Expectativas (pronóstico) Los cálculos renales son dolorosos, pero por lo general son eliminados del cuerpo sin causar daño permanente. Los cálculos tienden a reaparecer, especialmente si no se encuentra y se trata su causa.
Complicaciones
Disminución o pérdida de función en el riñón afectado
Daño renal, cicatrización
Obstrucción del uréter,
uropatía obstructiva unilateral aguda
Reaparición de los cálculos
Infección de las vías urinarias
Situaciones que requieren asistencia médica
Se debe consultar con el médico si existen síntomas de un cálculo renal.
También se debe consultar si los síntomas reaparecen, la micción se torna dolorosa, disminuye el gasto urinario o aparecen otros síntomas nuevos.

Prevención
Si la persona tiene antecedentes de cálculos renales, debe tomar abundante líquido (entre 6 y 8 vasos de agua al día) para producir suficiente orina. Dependiendo del tipo de cálculo, es posible que sea necesario tomar medicamentos u otras medidas para evitar que los cálculos se vuelvan a presentar.

CALCULOS URINARIOS

Afección frecuente que se define como la presencia de cálculos o litos o piedras (estructuras cristalinas con matriz mucoproteica) que se forman en las papilas renales, crecen por aposición y pueden quedar fijos en ese lugar, aunque lo habitual es que se desprendan. Cuando esto ocurre y su calibre es menor de 6 mm en uno de sus diámetros, pueden migrar por el uréter y dar lugar al cólico renal. Varias eventualialidades pueden ocurrir: En la patogenia de la litiasis intervienen diversos mecanismos, tales como la saturación salina de la orina y la poca eficacia de los inhibidores de la cristalización (citratos, pirofosfatos) y la formación de núcleos (mucoproteínas) que favorecen la aposición de los cristales (uratos en los pacientes con diátesis gotosa). La escasa ingestión de líquidos con reducción del volumen urinario, favorece la aparición de cálculos. Algunas estadísticas le otorgan a esta enfermedad una prevalencia de 1 cada 200 habitantes, con una mayor proporción en el varón (2:1).Las sales de calcio son el componente más constante de los litos y entre ellas las de oxalato de calcio la más frecuente. Los cálculos de ácido úrico se encuentran en una proporción entre 5 y 7 % (tal vez en nuestro país sea mayor por la dieta rica en carne vacuna) y aquellos que son provocados por la infección urinaria (por microbios productores de ureasa), como son los de sales de magnesio, amonio y fosfato -llamados de estruvita- comprenden el 20 % de ellos. En la cistinuria familiar, enfermedad hereditaria del metabolismo de la cistina, es habitual la formación de estos cálculos, que representan solamente el 1 % de la totalidad.Mientras que el paciente que padece de un cálculo coraliforme o de una obstrucción ureteral con hidronefrosis puede sufrir un dolor permanente, sordo, en la zona lumbar, el cólico renal tiene características únicas que permiten su diagnóstico. Comienza en forma brusca con dolor lumbar que se irradia hacia el abdomen y sobre todo hacia la zona inguinal, siendo frecuente el dolor inguinoescrotal en el hombre y en los genitales externos en la mujer. Aunque puede ceder después de unas horas, lo habitual es que mantenga lapsos sin dolor o bien, períodos en que se acentúa y otros en que, sin calmar totalmente, reduzca su intensidad. Son enfermos que se movilizan y cambian de actitud en la búsqueda de una posición antiálgida. Los antiguos clínicos decían que el enfermo con un cólico renal “deshace su cama”. Es común que el dolor se acompañe de fenómenos neurovegetativos: náuseas, vómitos, constipación o diarrea y, a veces, anorexia.A la palpación, el abdomen es blando y contrasta con la intensidad del dolor. El médico buscará los puntos dolorosos en la zona lumbar y en el abdomen. La puñopercusión -en un paciente muy dolorido- constituye una maniobra agresiva. La simple presión en el ángulo costomuscular (XIIº costilla y músculos de los canales vertebrales) servirá para acentuar o poner de manifiesto el dolor. Los puntos ureterales anteriores -superior, medio e inferior (por tacto vaginal en la mujer)- muchas veces indican la progresión del cálculo: dolor en la fosa lumbar cuando comienza a migrar por la unión ureteropélvica; en la zona inguinal, cuando se halla próximo al lugar de desembocadura del uréter en la vejiga.El estudio del paciente con litiasis renal debe enfocar dos aspectos primordiales. El primero de ellos, el diagnóstico exacto de la afección a través de la ecografía que nos permite visualizar riñón, pelvis y vejiga, o la pielografía descendente que puede señalar la hidronefrosis y la ubicación de la piedra en el uréter. Los litos que contienen calcio se observan en la radiografía simple. La cateterización del uréter afectado puede servir para movilizar el cálculo. Si el tamaño de éste así lo determina podrá apelarse a la litotricia extracorpórea. En los cálculos de ácido úrico podrá intentarse un tratamiento quelante. El dolor cólico debe tratarse con analgésicos del tipo de los antiinflamatorios no esteroides y no con antiespasmódicos.En el segundo aspecto, será de mucha utilidad obtener el cálculo expulsado para analizarlo. Su composición puede ser sugerida por la uricemia elevada del paciente o por la acentuada eliminación de calcio por orina o por la cristaluria oxálica con hipomagnesemia (el magnesio forma una sal soluble con oxalato). Se impondrá un tratamiento metabólico que incluirá dieta y fármacos (alopurinol en la hiperuricemia con litiasis de ácido úrico, citrato de potasio en la hipocitraturia, antibioticoterapia en la litiasis por infección).

urolitiasis



Afección frecuente que se define como la presencia de cálculos o litos o piedras (estructuras cristalinas con matriz mucoproteica) que se forman en las papilas renales, crecen por aposición y pueden quedar fijos en ese lugar, aunque lo habitual es que se desprendan. Cuando esto ocurre y su calibre es menor de 6 mm en uno de sus diámetros, pueden migrar por el uréter y dar lugar al cólico renal. Varias eventualialidades pueden ocurrir: